Buenos días, buenas tardes, buenas noches,

Hace unas semanas, luego de pasar unos días familiares, de recarga y de descanso sobre las nubes de la provincia de Bolívar, llegué al Cotopaxi desde el sur pasando por Latacunga. Siempre he ido desde Quito, así que esta vez paré para probar las Allullas de la carretera. Sin ofender, la verdad no es un pan que me guste tanto, no le he encontrado nunca mucho sabor y su textura de semi bizcocho sinceramente no me apetece, aunque me sorprendió lo crujientes que estaban apenas salidas del horno. Además me gusta cómo suena su nombre. 
Con buena voluntad pero poca fe llevé unas para comer en la montaña y compartirlas con mis amigos. Más tarde me encontré en el mercado de Machachi con Fer y Estefy para intentar subir a la cumbre del Cotopaxi. Nos reunimos luego con Carla y Topo que ya habían bajado quienes nos previnieron que el agreste volcán estaba con fuertes vientos y hielo muy duro, efectivamente fue así. 
Nos alistamos a la medianoche para subir y en el camino al refugio nos encontramos con bomberos que buscaban a una familia perdida desde la tarde anterior. Fue muy rara la sensación de seguir ascendiendo sabiendo que cuatro personas, incluída una niña de 4 años, estaban pasando la noche a la intemperie muy cerca de nosotros. En inmediato consenso de nuestra cordada, decidimos dar media vuelta y esperar a 4800 m, para que amanezca y así unirnos útiles al equipo de rescate. Hicimos un barrido extenso del arenal por varias horas y cerca de las 9 de la mañana aparecieron sanos y salvos los perdidos. ¡Qué alegría!
Aunque para nosotros fueron pocas horas de búsqueda, mientras caminaba mirando a todos lados, no dejaba de pensar en cómo sentiría aquella familia esas largas horas de frío y oscuridad, desprotegidos. Entre silbato y silbato, pensaba que en esa situación, más sea una simple allulla les habría ayudado a pasar algo el hambre y la espera incierta. 
No sé si la próxima vez que pase por Latacunga me detenga a comprar pan pero sí sé que cuando escuche el cantar de las "allullas" siempre recordaré esta noche en el Cotopaxi que estuvo duro de roer. 
Espero termines un buen mes de septiembre que se despide ya con una lluvia para calmar los fuegos y ánimos de este verano tan caliente. Cuando tomé estas fotos de las allullas pensaba que quizás podría escribir sobre su semejanza con una luna en el paisaje pero no me inspiré tanto.
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Un muy buen domingo
Tomás Astudillo Fierro
PD 1. Si das click en A 4800 M más arriba podrás ver el cortometraje sobre la construcción del refugio del Cotopaxi filmado por Joseph Bergé 
PD 2. Lo bueno de los puestos de carretera que venden allullas es que venden también los Helados de Salcedo, ahí siempre pararé.
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